Esto parece algo de sentido común: al fin y al cabo, cuando al cliente se le dice una fecha se debe de hacer lo imposible para poder cumplir con ellas rajatabla. Sin embargo, a la hora de la verdad parece no respetarse tanto como se debería hacer. El problema es que los trabajadores no siempre son realistas y dan una fecha exacta de cuándo pueden llegar a terminar: por lo general, se debería de dar un margen de un par de días por si algo pudiera llegar a pasar. No obstante, en el momento en el que al cliente se le dice una fecha hay que respetarla: si realmente necesitamos esos dos días de margen, lo interesante sería decirle al cliente que vamos a tardar un poco más. Si luego conseguimos tardar menos, son puntos que nos ganamos.
En cualquier caso, tienes que saber que todos nuestros técnicos tienen tanta experiencia que son capaces de poder precisar el momento exacto en el que la obra se va a dar por finalizada. Eso si, somos realistas: sabemos que siempre haya algo que puede llegar a salir mal. Por ejemplo, si se ha de trabajar al aire libre y las condiciones medioambientales no acompañan, es posible que la obra se pueda llegar a ver retrasada y nosotros no tendríamos ningún tipo de culpa.
Aun así, nosotros nos sentimos responsables de lo que ha pasado y, por esta razón, seremos capaces de poder ofrecerte un interesante descuento sobre el precio final, aunque este ya haya podido estar pactado.
Lo más normal es que no pase nada, pero, en el caso de que puede llegar a pasar, en ese tener por seguro de que nosotros vamos a ser capaces de poder cambiar las cosas a mejor. Confían nosotros y no te arrepentirás.